31 Dic No son nuestras hormonas
¿Sabíais que las hormonas que consumimos las personas trans no están pensadas para nosotras, sino para las personas cis? Pero esto, al Lobby Tránsfobo de Lidia Falcón y compañía, no le interesa que se sepa.
Aunque parezca mentira para los que no conocen del tema, el tratamiento de sustitución hormonal no está diseñado para las personas trans, sino para ayudar a personas cis (cuyo género se corresponde con el asignado al nacer) a superar desajustes hormonales por motivos de salud; ovarios poliquísticos, exceso o defecto de testosterona, etcétera.
Ahora vamos al quid de la cuestión: ¿por qué no interesa que esto se sepa?
- Porque todos sabemos que la industria farmacéutica no investiga si no hay un incentivo económico detrás.
- Porque si no hay un incentivo económico es porque somos pocas y precarias.
- Porque si somos pocas y precarias, el discurso TERF se desmonta por sí solo.
¿Cómo vamos a ser una amenaza para nadie si somos una parte mínima de la población? ¿Una parte, en su mayoría, pobre y explotada? ¿Qué poder económico tenemos para defendernos, para sobrevivir? ¡Si la mayoría acaba en el trabajo sexual por un motivo u otro!
Ni siquiera las conspiraciones antisemitas sirven como excusa; de ser reales, George Soros invertiría en medicinas menos hepatotóxicas y más seguras para nosotras.
A mínimo que te informas un poco sobre la realidad de las cosas, descubres que la transfobia no se sostiene si no es gracias al odio. Y odiar es de feas, amigas. No seáis feas, que luego se nota en la piel.
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