Batucadas, una opinión impopular - Lara Santaella
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Batucadas, una opinión impopular

Descripción de la imagen: Chicas bailando sevillanas feministas en uno de los actos del 8 de Marzo de 2019.

Tras el despliegue humano y divino —porque había muchas Divas, en el buen sentido— del día ocho de marzo, nos hemos encontrado con muchas opiniones en contra de que en nuestra manifestación se baile, se cante y se toquen tambores.

Por supuesto, soy un poquito Lisa (no en vano compartimos inicial y final en el nombre) y tengo que venir a ser la respuesta a la pregunta que nadie hizo.

Si estás en contra de bailes, canciones y batucadas, creo que no eres activista. ¿Desgranamos?

No son seis horas al año

Todos los años, en todas las manifestaciones a las que acudo en Sevilla, con cámara o sin ella, veo bailar y gritar y cantar a las mismas personas.

Casualmente, esas mujeres con tantas ganas de tocar el tamborcito y menear el culo son las que más trabajan. Son mujeres que participan en talleres semanales, que han tejido una extensa red de cuidados, que asisten a piquetes y apoyan a mujeres de las clases más bajas. Son mujeres que tan pronto te paran un desahucio como se marcan un evento para recaudar fondos para una familia en riesgo de exclusión. ¡Aún recuerdo el éxito aplastante de la recaudación de fondos que hicimos para el entierro del marido de una compañera!

Son trabajadoras incansables, activistas de calle y de diario, y no seré yo quien les niegue su catarsis.

La manifestación sólo es un final

Como bien apunté en mi texto sobre la maravillosa experiencia de este 8 de marzo en Sevilla, el día no se limitó a bailes y batucadas.

Hubo performances donde no quedó un ojo seco. Actuaciones donde se llamó la atención de personas ajenas a la manifestación (sí, había). Hubo recogida y entregada de firmas a puertas del juzgado para pedir modificaciones en la formación de los trabajadores de la justicia.

Sin embargo, sólo nos quedamos con la imagen de las treinta chicas haciendo twerking en la calle.

Quizás sea culpa de los medios, que prefieren darle más publicidad a una marcha anti-8M con ciento cincuenta asistentes que a un movimiento que abarca mucho más allá de una manifestación multitudinaria.

Quizás sea culpa nuestra, que en busca de nuestros quince minutos de fama o de quedar como superiores al resto emitimos juicios de valor apresurados en busca de unos retuits.

Quizás la culpa sea de Yoko Ono o del cha cha chá. Quién sabe, ¿verdad?

Quiero añadir aquí que hay críticas a la batucada que sí considero válidas; en concreto, las que hacen mujeres con trastornos de ansiedad e hiperacusia. Es comprensible que si cierto tipo de ambiente te es imposible de aguantar por razones de salud mental, no lo quieras. Creo, sin ir más lejos, que ese fue uno de los motivos para designar una zona segura para familias.

También hay que celebrar

Cambiemos un poco la perspectiva, ¿te hace? Hablemos del Orgullo LGBT y sus despliegues carnales.

Todos los años nos encontramos con personas que, incluso perteneciendo al colectivo, están en contra de la fiesta del Orgullo y similares, asegurando que nos dan mala imagen y que crean rechazo hacia el colectivo.

Curiosamente, aún no he visto a nadie quejarse de que el carnaval de Río le dé mala imagen a los brasileños. Nadie se queja de que ciertas prácticas sangrientas le den mala imagen a los católicos. Nadie.

Y qué quieres que te diga, amiga. El día del Orgullo, ya asistas al clásico o al bloque crítico, no se trata sólo de reivindicar. También es una puñetera celebración, sí, una fiesta.

Yo celebro que vuelvo a reunirme con gente a la que por diversas razones no veo a lo largo del año. Celebro que sigo viva, que puedo contarlo y que estoy aquí. Que estoy rodeada de gente maravillosa con la que me siento segura, que puedo enseñar cacho o ir con falda sin miedo a agresiones sexuales o tránsfobas porque estoy rodeada de gente que me defenderá si lo necesito.

Joder, amigas. Que nuestra vida, ya seamos trans o cis, es una puñetera carrera de obstáculos. Que como mujeres visibles sufrimos día a día ataques misóginos y violencia machista. Que la pancarta «esta noche no voy sola» es algo más que un mensaje gracioso. Que como mujeres trans tenemos hasta miedo de dejarnos ver o salir a la calle.

¿Y me vais a decir que el único día que tenemos para celebrar que seguimos vivas encima vamos a ir con caras largas y sin hacer ruido? Fuck that.

Una rosa es una rosa

Por último, me gustaría hablaros de una obra de Umberto Eco bastante conocida, El nombre de la rosa. En esta, un monje y su aprendiz investigan unos asesinatos en una abadía. Ved este vídeo.

La risa mata al miedo. La alegría y las algarabías son revolucionarias, amigas. Nos quieren calladas, silentes, sin armar ruido de ningún tipo. Quieren a mujeres con gesto adusto, cubiertas con mantilla y peineta. Nos quieren ver como a las abuelitas de BOCS, con cara de mala hostia y saludo nazi. No quieren vernos reír, no quieren vernos liarla. No quieren ver cómo, pese a toda la mierda que nos cae encima a diario, seguimos siendo capaces de reír y de disfrutar.

Critican que seamos capaces de enseñar las tetas pero no porque las enseñemos, no. Es porque las enseñamos de motu proprio y sin que puedan sacar ningún beneficio de ello.

Pezón que no vende en el mercado,
Será censurado por el patriarcado

Ladran, sí. Critican, sí. Gesticulan y nos señalan. Eso es que vamos por buen camino.

Suya será la fábrica, pero nuestro es el poder

Me gustaría que hicierais un esfuerzo de investigación por vosotras mismas. ¿Podéis encontrarme algún texto donde se critique la canción Sin ira libertad de Jarcha? Era un tema que se escuchaba mucho en las horas álgidas de los terroristas de ETA, tanto en manifestaciones de repulsa como en la misma televisión.

¿Me contáis que fue de Bob Dylan y su canción protesta? ¿Qué efectos tuvo este tipo de música en las reivindicaciones del siglo pasado?

Siglos de historia de canción protesta, de chirigotas y de música satírica, y todavía tenemos el santo coño de decir que en las manifestaciones hay que ir en silencio.

Amigas, esas canciones también son consignas. También son formas de llegar a más gente. Esas canciones también son nuestras armas. Y en esta guerra, en esta lucha, necesitamos todas las armas que tenemos a nuestro alcance.

Además, ¿qué mejor forma de encontrar a la amiga que has perdido que decirle «estoy con la batucada»? ¡Funciona mejor que cualquier otro método!

Epílogo

No me puedo creer que vaya a escribir esta obviedad, pero quiero dejarlo bien claro. Por si las moscas.

Hemos invadido las calles, sí, y ha sido maravilloso. Ahora toca invadir las urnas, amigas. Ahora toca darle una patada en el culo al fascismo. Aseguraos de votar, y si os es posible, aseguraos de hacer campaña por un voto responsable. Nuestro futuro y el de nuestras hijas está en juego.

Como ya sabéis, actualmente estoy en paro y sobreviviendo como buenamente puedo gracias a la venta de prints, sesiones de fotos y todo ese trabajo extra qué sé hacer. Sin embargo, se plantea un principio de mes bastante duro. Agradezco cualquier propina dejada en el sombrero. ¡El mañana será mejor, pero tengo que asegurarme de llegar entera!
Lara Santaella
larasantaellafoto@gmail.com

Fotógrafa, escritora, traductora y diseñadora gráfica. Orgullosamente trans. Disponible para sesiones y encargos. ¡Pregúntame lo que quieras sin miedo!

2 Comments
  • Ana Garrido
    Posted at 09:23h, 13 marzo Responder

    Hola! No puedo estar más de acuerdo contigo. Comprendo y respeto a la gente que quiere manifestarse en silencio y con seriedad, pero después de todo un año y toda una vida sufriendo el machismo y el patriarcado, el miedo y la rabia, quiero celebrar que estoy viva. Quiero conectar con todas las almas que nos reunimos allí y darnos fuerzas para sobrevivir un año más.

    Las fotos de hoy y del otro post son impresionantes.

    • Lara Santaella
      Posted at 09:26h, 13 marzo Responder

      He utilizado algunas del post anterior para ilustrar éste, porque no tenía mas fotos del tema que usar. ¡Me alegro que te hayan gustado!

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