09 Feb Karma
Descripción de la imagen: Un hombre de espaldas, con los hombros encogidos. Lleva una chaqueta de cuero brillante, y está a punto de salir de un portal a la calle.
Papel de fumar. Unas briznas de tabaco desmenuzado con desgana. Un lametón al papel. Un cigarrillo liado al resguardo del frío viento de febrero.
Una cerilla, un rasgado, una llama.
Un propósito de año nuevo más que se va al garete.
“Esto es la hostia, macho”, piensa Toni para sus adentros. “Todas las mañanas echando el bofe, tosiendo como un puto tísico. Antes perdía el aliento al subir los cuatro escalones de casa, ahora los pierdo hasta al bajar. Y que no tengo huevos de dejar esta mierda, hostias. Me pregunto que le echarán para que sea tan adictivo.”
Toni se pone el pitillo en los labios y aspira con profundidad antes de salir a la avenida. Nota como el humo, cargadito de dios sabe qué, invade su boca, atenaza su garganta, inunda sus pulmones, encharca todos y cada uno de sus diminutos alveolos.
Aspira y exhala, ingiere y expulsa, precipitando su expiración con cada respiración. Aún no lo sabe, ni siquiera se lo imagina, pero ya le queda poquito tiempo. Menos del que se podría imaginar.
Ah, Toni, pobre Toni. Otra víctima más de una adicción estúpida cualquiera. Mira que tienes dinero, pavo, pero en el momento en el que estás no te salvaría ni ser Jeff Bezos. Ah, Toni. Lloraría por ti, Toni, de no ser porque de adicciones entiendes mucho.
Toni termina el pitillo, lo tira al suelo, lo pisotea y se dirige a echarle un vistazo a su nueva casa de apuestas.
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