Hoy, tras un fin de semana larguísimo y lleno de eventos —de eso tocará hablar otro día, porque creo que últimamente estamos saturaditos por aquí abajo— decidí darme un capricho y tirar al cine. Obviamente, en pleno fin de semana de los Goyas, tocaba ver algo en condiciones, cine de verdad del que ya casi no se hace. Quise ver Dragonball Super: Broly. Sabía que dicha película estaba en el cine de Plaza de Armas, y allí me dirigí.

¿Os acordáis de cuando el centro comercial Plaza de Armas era un sitio de visita prácticamente obligada todos los fines de semana? ¿Lugares donde comer, cines, incluso alguna discoteca? Qué tiempos, ¿verdad?

Quién lo diría

Ahora, Plaza de Armas es prácticamente un desierto de lo real. Entiendo que la película que yo quería ver no estaría en la lista de demasiada gente, pero ¿una sala completamente vacía? ¿Un centro comercial prácticamente vacío en un domingo como otro cualquiera?

Lo cierto es que desde que abrió, a menos de un kilómetro, el centro comercial Torre Sevilla, Plaza de Armas se ha desplomado aún más de lo que ya había caído, ¡y es normal! ¿Quién quiere ir a un sitio vetusto, con la mitad de las tiendas cerradas, cuyo único atractivo a día de hoy es la sala de cine? ¿No sería hora de reconvertir el centro?

Una idea

Yo apostaría por nacionalizar el centro comercial. Hacerlo público de verdad, ofreciendo sus habitaciones y sus locales a organizaciones culturales de la ciudad. Organizar un sitio donde pudieran hacerse talleres no sólo de cerámica o pintura como ya hay, sino artes escénicas, fotografía, música y todo tipo de eventos por y para el vecindario.

Imagina tener ahí, en pleno centro de Triana, un lugar donde ensayar tus instrumentos. Meter un par de salas para que las bandas de música sacra practiquen sin molestar al resto, y hacer conciertos de grupos emergentes. Montar estudios fotográficos a bajo coste para su alquiler. Tantas y tantas posibilidades, y tantos metros desperdiciados. ¿No podríamos hacer algo?

Obviamente, esto es sólo una idea desinformada que viene desde el idealismo más profundo. Además, me vendría bien un sitio con estudios fotográficos económicos que no estuviera demasiado lejos de mi casa. Siempre podemos soñar, ¿eh?

¿Y vosotros, qué creéis que se podría hacer?