28 Ene Ya no podré exponer en la FNAC
Este pasado 25 de octubre, mientras caminaba por el centro de Sevilla buscando a James Rhodes —sin éxito— me encontré con una agradabilísima sorpresa. Tras años de ver una y otra vez las fotografías taurinas de Aitor Lara adornando la fachada del FNAC, hubo un cambio muy, muy a mejor.
La nueva exposición, del sevillano Luis Castilla, tenía como protagonistas a bailaoras y bailarines a lo largo y ancho de la ciudad, en un silente canto a la belleza y al arte.
Menos de tres meses después, las imágenes de Luis Castilla ya no están allí. En su lugar, ventanas vacías. En el interior del edificio, en vez de cultura y tecnología, sólo máquinas y escombros. La FNAC se va de la Avenida de la Constitución, y eso nos deja un poquito más pobres.
Lo que trajo la FNAC a Sevilla fue muy, muy grande
Cuando la FNAC llegó a Sevilla, hace poco más de una década, vino con la intención de ocupar un nicho que se necesitaba cubrir. Tras el cierre de tiendas tan maravillosas y legendarias como la Tienda Tipo o el Sevilla Rock, los únicos sitios donde podías seguir comprando discos eran El Corte Inglés o las tiendas de segunda mano, que si bien eran más económicas, no tenían el mismo catálogo ni de lejos.
Recuerdo una anécdota de ese intervalo entre el cierre del Sevilla Rock y la apertura del FNAC. Me dirigí al Corte Inglés buscando discos de Alice Cooper, porque lo acababa de descubrir y necesitaba más y más. Me dirigí a la sección de música y le pregunté a una de las dependientas. Esta respondió, sin más, ``¿y esa quién es?``.
No es por repartir carnés, pero si estás vendiendo música y no conoces a un grupo con más de treinta discos en su haber... algo bien no estás haciendo, hija.
De repente llega el FNAC y lo cambia todo. Un lugar donde los vendedores no van a comisión, por lo que no intentan venderte cosas que no necesitas como puede pasar en el ECI. Un lugar donde las entrevistas laborales estaban hechas a medida de la sección, asegurándose así de que los vendedores van a saber no sólo vender sino aconsejar. Un sitio enorme, en plena zona de paso, lleno de prácticamente todo lo que puedas necesitar: libros, música, ordenadores, cámaras, etcétera.
Vamos hacia una Sevilla aún más turistificada
Hace unos meses acudí a una charla sobre turistificación y cómo ésta está afectando a Sevilla, no sólo en el sector de los alquileres, sino en el tipo de trabajos que hay a nuestro alcance así como los servicios disponibles. En una de las partes de la charla, uno de los ponentes nos contaba cómo los centros de las ciudades se estaban homogeneizando a lo largo del globo, pasando de ser centros de vida a simples centros comerciales.
Una ciudad no podía ser ciudad moderna sin sus Starbucks, sin sus McDonalds o sus Zaras. Una ciudad no podía ofrecer nada al bendito turismo sin un rascacielos o sin centros comerciales aquí y allá. Como ejemplo de uno de estos centros comerciales inundando el centro de nuestra querida Sevilla, puso al FNAC.
Todavía recuerdo la cara que se le puso cuando mencioné que había leído que el FNAC iba a cerrar debido a no poder permitirse el alquiler, y que en su lugar iban a abrir otro hotel más. Otro.
¿Es para llorar o no es para llorar? Una multinacional de la cultura se encuentra con que no puede pagar el alquiler —algo más de un millón de euros al año— y en su lugar va a caer otro hotel más. Como si no tuviéramos bastante con los hoteles, los moteles, los albergues para backpackers y los inevitables AirBNB, otro hotel más en el centro.
¿No exageras un poco? ¡Era sólo una tienda!
Cuando digo que Sevilla se empobrece con la pérdida del FNAC de la Avenida de Constitución, no miento. Ya no hablo de pérdida de empleos, ya que creo que gran parte de los empleos actuales se han conservado en el nuevo y minúsculo emplazamiento en Torre Sevilla.
Hablo de una pérdida de Cultura. Hablo de la desaparición de un sitio donde se realizaban firmas de libros, pases de cine gratuito, conferencias, exposiciones y conciertos, en pos de otro nido de turistas más. Sí, la multinacional no deja Sevilla, pero ¿habéis visto el nuevo emplazamiento? ¡De tres plantas han pasado a media! Casi no cabíamos este sábado en la firma de Victoria Álvarez.
Y eso es una pérdida, sí. Una pérdida bastante grande.
Por suerte, siempre nos quedarán las librerías: Caótica, La Casa Tomada, El Gato en Bicicleta… ¡no dejéis de comprar allí, nos necesitan!
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