27 Ene Un día de relax
Uno de los problemas que tiene el escribir un diario así, de forma constante y abierta al público, es que no siempre tienes cosas que decir. Este domingo, por ejemplo, ha sido uno de los días más tranquilos y relajantes de los últimos meses.
Por la mañana, remoloneé en la cama hasta que se juntaran el hambre y las ganas de comer. Me levantas, le cambié la arena a la gata, me duché, me vestí y me fui a mi bar favorito de Triana, a disfrutar de un buen café con un libro en la mano. Un par de horitas, en un cómodo sillón, pasando páginas de The Dragonbone Chair y perdiéndome por los mundos de Osten Ard.
Luego, quedé con el marido de una amiga para que me recogiera en coche, y a pasar una maravillosísima tarde en su casa. Charlas, sinceridades, abrazos, comida, más abrazos, más comida, fotos a su nueva gatita, un poco más de comida, y ropa, mucha ropa.
En este viaje me he traído faldas, camisas, chalecos y hasta un brutal abrigo que le da mil vueltas en feminidad a todo lo que ya tengo. Y eso me hace feliz. ¡No os imagináis el coste de cambiar todo un armario con esto de la transición de género, especialmente si eres de tallas grandes como yo!
Encontrar ropa de chica midiendo metro setenta y cinco y teniendo casi cien kilos de peso es difícil en tiendas normales; en tiendas de segunda mano o en Wallapop es prácticamente imposible. También podría hablar de zapatos, tacones y deportivas... pero eso ya sería abrir un melón demasiado gordo.
Una de las cosas que más me ha sorprendido esta tarde, al menos en lo que a mí misma se refiere, es que he sido capaz de dejar la cámara a un lado durante gran parte de la misma, centrándome más en las interacciones y las conversaciones (y la comida).
A menudo utilizo la cámara como escudo, como forma de observar sin actuar, y me resulta bastante difícil relajarme lo suficiente para olvidarme de ella. Lo cierto es que tendría que cuidarme un poquito más todo el tema de la ansiedad, los nervios y la incapacidad para hablar en grupo. Poco a poco, ¿verdad?
Por otro lado, ayer pude cumplir un sueño que tenía pendiente desde hace demasiado, demasiado tiempo. Estuve jugando al Sonic Mania, por fin. ¡Qué rabia cuando sólo lo sacaron para nuevas consolas, cuando podía haber salido para mi xbox 360 y tan felices!
Hoy, por variar, no tengo mucho más que contar aquí. Ha sido un día de relax, de descanso y de sanación hasta cierto punto. Para compensar, aquí os dejo fotos de Casiopea, la gatita de mi Bruja Coruja. ¡Si es que es adorable!
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